Poco a poco, las flotas mandadas por Fhur Thall dieron fruto. Al norte de Ifilia, una flota encontró una isla habitada por unos seres de piel azulada, casi verde. Los Troll eran altos y lo que mas destacaba de ellos era su nariz larga y puntiaguda.
Segun le contaron a los orcos que llegaron a sus tierras, los elfos descendían directamente de unos dioses tribales. Estos los habían creado a partir de la madera de un arbol milenario, el arbol de Logs, el cual daba nombre a su capital, a los pies del arbol milenario. Esta ciudad estaba compuesta por cabañas a a una gran altura que se estabilizaban gracias al arbol. Las cabañas eran muy amplias y se accedía a ellas por unas escaleras situadas en la base de la torre.
Al ver todo esto, los orcos quedaron maravillados y al observar los dones que tenian los trolls sobre los elementos se dieron cuenta de que acababan de encontrar a un fuerte aliado. El embajador orco se reunió con el jefe de los trolls para pactar con ellos y así poder ganar a los elfos y a los humanos.
Estos aceptaron, los orcos les ofrecían territorio, tecnología y muchos de los materiales que necesitaban para sus rituales, solo por derrotar a una raza con la que, por lo que le contaban los orcos, tenian bastante ventaja.
La flota de orcos volvió a Asggard junto con una tropa de magos y chamanes trols que iban a tratar de enseñar la magia a los burdos orcos.
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